-Me voy a quedar sin manos antes de que lleguemos a la próxima tienda – Se quejó este – Hay tú tienes un novio por lo menos llámalo para que me ayude.
-Buena idea Matt, además así el podrá darme su opinión sobre lo que me pruebe, ya vengo – Vi como Hayley salió corriendo al probador con una falda de flecos y con el celular ya en su oreja.
Agarre un vestido blanco que me llegaba un poco más abajo de las rodillas, de estraple con la parte de abajo ondulada y en la cintura tenía una tira negra amarrada en un lazo, era sencillo y a la vez hermoso. Fui a uno de los vestidores y me lo probé, me miré en el espejo y me encanto, estaba a punto de quitármelo cuando oí la voz de Hayley.
-Ya sé que estas ahí, ¡Sal para que los dos te podamos ver! – Grito emocionada, suspire y Salí con una sonrisa del probador.
Vi como Hay sonreía de oreja a oreja, podría jurar que de no ser que estábamos en un lugar público hubiera aplaudido como loca, se acerco hasta mí para observarme mejor algo que me incomodo un poco pero me pareció gracioso a la vez.
-¡Este vestido te sienta espectacular! –Dijo con una sonrisa en su boca – Deberías comprártelo – Sonreí por el elogio, le iba a responder cuando nos interrumpieron.
-Wow… - Volteé a mirar a Matt, el cual tenía una gran sonrisa en su cara, las mejillas algo coloradas y podía sentir como me escrutaba con su mirada de arriba hacia abajo – De verdad que te queda espectacular – Me sonrojé ante el comentario, se me acercó más de donde estaba para mirarme mejor, agarro una de mis manos y me dio una vuelta. De repente me encontré al frente de él, tanto que sentía el roce de nuestros cuerpos, levanté la vista y me encontré con su cara a pocos centímetros de la mía – Te ves hermosa.
Me soltó y antes de darme la vuelta juré ver que se mordía los labios mientras sacaba una diminuta sonrisa. Me metí en el probador, me cambié, agarré el vestido y salí. No había rastro alguno de Matt o de Hay, suspire y emprendí mi camino a la caja para pagar el vestido.
-¡Bu! – Di un salto el cual causó que se cayera el dinero con el que iba a pagar, el muchacho de la caja soltó una risa y le sonrió coquetamente a la persona que tenía detrás, me sonroje y le di el dinero.
-No deberías hacer eso, es malo para la salud – Tranquilamente agarré la bolsa donde yacía el vestido, volteé y me encontré con la sonrisa gigante de Hayley en su cara, me agarro de la mano para salir de la tienda y dirigirnos a un Starbucks que estaba en el mismo mall, donde a lo lejos podía ver a Matt hablando con un chico, al cual no pude distinguir muy bien.
-Te va a encantar, él que está ahí con Matt es mi novio, Ian – Me soltó la mano y fue más rápido con ellos, se veía tierna de esa manera.
Sonreí y dirigí mi mirada al fondo del café, no podía ver muy bien pero logré ver unos profundos ojos grises, me dirigían una mirada cargada de odio y frustración como si esperaba algo, cerró sus ojos para luego volver a abrirlos los cuales ahora estaban de un color rubí y antes de que pudiera dar un paso más, me había sumergido en la oscuridad.
Abrí los ojos y me encontré en la negrura total de una habitación que parecía no tener fin alguno, no habían puertas, ni ventanas, ni alguna luz. Me encontré aterrada a la situación, ¿Cómo había llegado hasta acá? Matt y Hay se hubieran dado cuenta de que me había desmayado o ¿Estarían tan ocupados como para no darse cuenta? Auch.
-¿Hola? – Resonó el eco de mi voz, debía de estar alguien aquí, si no,¿Cómo carrizo había llegado? Quería dar un paso pero tenía miedo de que cayera en un pozo sin fin, ya que no podía ver por donde pisaba, decidí mejor quedarme en donde estaba. Su risa resonó en la habitación sin fin, tenía un tono macabro y oscuro – ¡Por lo menos da la cara!
-Pronto, muy pronto estarás aquí – Susurró bajito, tanto que apenas pude escuchar…
-¿Val?, ¡Val, por favor despierta! – Abrí los ojos lentamente, mientras me tocaba la cabeza con las manos, la cual daba vueltas por el golpe - ¡Oh, gracias a Dios! – Oí exclamarle a otra persona, pero no reconocía su voz, pero me resultaba demasiado familiar. “Ush, genial. Otra persona a la cual olvidé gracias al secretillo ese”.
Mi vista se acomodó y mi cabeza dejó de darme las vueltas, me encontré sentada en una silla, no muy cómoda teniendo en cuenta de mi dolorosa caída, pero algo es mejor que nada. Observe a las personas que tenía delante de mí. Estaba Matt en el centro con una cara de preocupado que me daba algo de risa pero me contuve, a su derecha estaba Hay que me miraba cariñosamente y a la izquierda de Matt estaba un chico, el dueño de esa voz, pero su cara no me parecía para nada familiar. “Genial, me estoy volviendo loca”. Su pelo se notaba de un color café claro algo despeinado, su piel, de un color tostado color rosado, sus ojos denotaban un azul profundo pero a la vez claro, del cual me perdí un poco, sus labios de un color mas rosado que los míos, su nariz y toda su cara era perfilada, pero se notaba tenso, podía notar como denotaba a la vez frustración con confusión y me miraba como si me conociera. Me sentía algo incómoda pero aun así no dije nada y me conforme con seguir observando. Tenía unos jeans sencillos de mezclilla, unas converse verdes oscuras y un suéter de lana verde moho, tenía las mangas remangadas hasta los codos, con el cuello un poco alto. De repente una luz se prendió en mi cabeza. “Con que este es Ian…”
-Tremendo susto el que me diste – Dijo Matt con un profundo suspiro a lo cual solo respondí sonriendo – A mi no me parece gracioso.
-A mi tampoco – Resignada, volteé la mirada a un par de niños que iban agarrados de la mano, uno era un niño como de seis o siete años, con el pelo castaño, lo traía corto, era de tez blanca y tenía unos preciosos ojos azules. Su cara tenía un toque angelical que lo hacía ver tierno, me fijé que agarraba la mano de una niña de su misma edad, eran igualitos, parecíangemelos, ella tenía su pelo castaño, un poco más oscuro que el del chiquillo, en dos colas, era también de tez blanca, pero lo único que los diferenciaba eran sus ojos, ella los tenía cafés. Su cara tenía una mescla entre angelical y malicia que le daba un toqué inocente. Ambos me miraron con una sonrisa en sus pequeños labios para luego empezar a reírse inocentemente y empezar a correr entre la gente, para desaparecer así sin más… Noté que habían pasado solo cinco segundos mientras analizaba a esos pequeños así que volteé a verlo con un poco de malicia en los ojos – Pero al parecer mi sonrisa se parece a las morisquetas que hacen los monos – Puso los ojos en blanco por lo último que dije y me termino regalándome una cálida sonrisa. Mire a Ian y noté que estaba viendo divertido en la dirección donde hace algunos momentos estaban esos pequeños niños adorables.
-¡Val por cierto! – Gritó Hayley – Este señorito que vez aquí – Dijo, mientras apartaba con su brazo a Matt haciendo que este se apoyara en el respaldo de su silla celoso mientras que murmuraba unas quejas. Hay agarro el brazo del que supuse que era Ian y lo abrazo hasta apoyar su cabeza en su hombro – Es Ian, mi novio del cual te conté – Respondió con una dulce sonrisa.
-Encantado – Estreché su mano con gusto a lo que yo le respondía con un común “El gusto es mío”
Después de estar un tiempo en el mall los chicos sugirieron que fuéramos a la casa de John para ver cómo estaban las chicas, sonreí con tristeza al recordar el accidente que tuvieron Brenda y Viviana, pero enseguida me envolvió una felicidad muy grande porque las iba a ver. Caminamos hasta el estacionamiento, los chicos nos hicieron llevar algunas de nuestras bolsas ya que les dolían los brazos, acepte con una risa pero de reojo pude ver como Hay hacia un puchero, esta agarro cinco bolsas y puso “dos” en una mano y “tres” en la otra. Nos paramos justo detrás del carro de Matt para ir guardando todas las bolsas en el maletero.
-¿Cómo viniste Ian? –Preguntó Hayley con curiosidad.
-Pues… Iba a venir en taxi pero John me dijo que tomara su camioneta, así que vine en ella, no está muy lejos así que mientras ustedes terminan de acomodar – Dejo las bolsas de Hayley a su lado.
-Ian –Este volteó a mirarla con una cálida mirada mientras Hayley agarro su brazo y luego le dirigió una mirada maliciosa a Matt - ¿Qué tal si tú te llevas a Val para que así se conozcan más? – Abrí mis ojos como platos ante la propuesta de Hay y noté como Ian se puso un poco pálido pero recupero su color enseguida este asintió con una leve sonrisa y le beso su frente – Bueno ve por la camioneta mientras que nosotros tres terminamos de acomodar esto.
-Tranquila Val, el no es tan tímido, solo que al lado de Hayley parece muy callado, bueno al lado de Hayley todo el mundo parece tímido – Me reí ante su comentario por el tono con el cual el que lo dijo y Hay aprovechó para darle un golpe en el brazo y fulminarlo con la mirada.
Metí la última bolsa en la cajuela y Matt la cerró, justo en ese momento escuche una bocina, nos volteamos y vimos una camioneta negra con las ventanas polarizadas, parecía que hasta las ventanas fueran negras… De repente abrió la puerta del copiloto y pudimos ver como se asomaba Ian.
-¿Qué esperas? – Me dijo con una sonrisa, le dio unas palmaditas al asiento y se acomodó en su puesto, me despedí de ellos con la mano y me monté.
-¿Dónde queda la casa de John? – Pregunte algo nerviosa. Él me dirigió una mirada cálida y segura, luego la cambió luego por una triste pero inmediatamente volvió a mirar el camino.
-Bueno… un poco más lejos de donde vives tú – Volteé a mirar por la ventana todas las casas que dejábamos atrás.
-Una pregunta – Sentí como mis mejillas se tornaban de un color carmesí, sabía que me estaba viendo, pero no iba a voltear de ningún modo escuche un “Si claro” De su parte así que continué - ¿Por qué me miraste como si me conocieras? – Me atreví a voltear y le miré la cara, me miraba fijamente y se había puesto más pálido de lo normal de volvió su mirada a la carretera y en ese momento me arrepentí de haberle preguntado eso – Perdón, no quise….
-Tranquila – Suspiro y continúo – Es que… Tú eres igualita a ella, incluso aunque han pasado muchos años, me la imaginaba igualita a ti, como debería ser ahora… - Respiro profundamente y reprimió las lágrimas que se notaba que querían salir – Eres igualita a mi hermana, incluso su nombre era el mismo que el tuyo, por eso me puse así.
-De verdad… lo siento mucho por tu hermana, enserio – Me sentía la más estúpida, insensible y egoísta lo volví a ver y noté como corría una lágrima por su mejilla “¡IDIOTA! Que insensible eres!” Estuve de acuerdo con mi subconsciente… - No… De haberlo sabido no hubiera preguntado.
-No te preocupes, ¿Quieres saber más de ella? – Su mirada era triste, pero tenía una chispa de cariño, me sonrió dulcemente y se la devolví, pero negué con la cabeza – Me hará sentir mejor recordarla, ¿Sí? – Asentí, solo lo hice porque él de verdad quería – Bien, empezaré…